Las paletas egipcias eran placas ornamentadas con relieves que relataban momentos importantes de la época. Utilizadas por los faraones para depositar una especie de ungüento medicinal que protegía los ojos de infecciones y servía de maquillaje.
Una de las paletas más célebres que se conoce es La Paleta de Narmer, hallada en Hieracómpolis a finales del siglo XIX, ésta lleva el nombre del faraón Narmer, quien unificó el Valle del Nilo (el Alto y el Bajo Egipto) en un solo reino, durante el período arcaico egipcio. La paleta tiene dos caras que relatan el triunfo de Narmer, de las cuales es posible apuntar las siguientes descripciones:
Cara 1: Representa al faraón Narmer con la corona del bajo Egipto, acompañado por su canciller; cuatro hombres, portando cada uno un estandarte; y un sirviente que lleva un vaso de agua y un par de sandalias. Todos avanzan hacia diez cuerpos de enemigos decapitados, los cuales se encuentran alineados y enfrente de la escena real. En la franja de abajo, dos hombres frenan las cabezas entrecruzadas de dos animales fantásticos, con cuellos exageradamente largos, de significado dudoso, pero forman la típica cazoleta que sirvió para albergar el ungüento medicinal. Por último, en la parte inferior, hay un toro triunfador pisando a un enemigo vencido.
Cara 2: La escena más importante representa al faraón Narmer con la corona del Alto Egipto perforando con un clavo la cabeza de un enemigo frente al altar de Horus.
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